Sí, hay excepciones. Sí, hay gente que aunque no siempre te aceptes como sos, permanecen a tu lado para mostrarte lo bueno que hay en tu ser. Pero experimentar una aceptación propia y que la otra persona perciba esta seguridad, es una sensación única, es otro nivel de cariño. Es un buen equilibrio. Es disfrute puro. Sabes que esa persona está ahí, sabiendo las debilidades pero admirando el proceso.
Lo lindo de no preocuparse porque la otra persona te quiera, porque ya sabes que te quiere.
Lo más difícil: querernos a nosotros mismos sin juzgarnos.
Es posible. Ojalá el mundo mirara con los ojos directo al alma y no a las características físicas.
09 de enero de 2016, extraído de mi Facebook personal.
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