viernes, 20 de abril de 2018

(27) Hoy

Todas las mañanas me despierto enojada con la vida, porque no estoy feliz con el trabajo que tengo, y me levanto puteando, con cara de culo y tratando mal a los demás. Después cuando termina la jornada laboral me doy cuenta que no fue tan trágico el día, la trágica era yo.
Ayer me desperté a punto del llanto, me fui rápido y entré a trabajar mal predispuesta, y por un cliente que me trató mal casi me levanto y me voy.
Me di cuenta que no puedo seguir así, no es sano. Entonces, ¿Qué hice?: Llegué a mi casa y me dormí una siesta. Y cuando me desperté me di cuenta lo afortunada que soy por poder hacerlo, siendo que otras personas y yo misma en otros trabajos, no siempre tienen la posibilidad de llegar temprano a su casa y darse ese gusto.
Entonces, ya despierta y renovada, me puse a buscar trabajo. Porque es muy fácil quejarse y seguir en la misma zona de confort que siempre, esperando que caiga un trabajo ideal sin moverte. Soñar no cuesta nada, pero ponerse a cambiar tu destino por algo mejor, TAMPOCO.
Hoy me levanté y desayuné, le sonreí a mi mamá, hablé con mi hermana, le deseé los buenos días a mi novio y tuve tiempo de compartir unos mates.
ME PEINÉ y le puse color a mis pestañotas, que últimamente me olvidaba que estaban ahí.
Salí temprano, saludé a una vecina... Todo por levantarme MEDIA HORA antes, y con una actitud diferente.
¿Cuánto me durará? Hagan sus apuestas. Por el momento, a mi me importa el HOY.
Y hoy, no importa lo que me depare el caluroso día con 34°, hoy lo afronto con actitud y la fortaleza de estar haciendo algo por mí, y que, sin darme cuenta, repercute en los demás.



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