martes, 8 de noviembre de 2016

(17) Confiar

Cuantas veces me repetía a mí misma la frase "no confío ni en mi propia sombra", Aunque siempre fui muy noviera, nunca confiaba en la otra persona al 100%.
Tantas veces normalicé actitudes enfermizas, celos, manipulaciones, que hoy miro atrás y me da verguenza.
Alguna vez fui todo lo que hoy odio. Era insegura, celosa rozando lo obsesiva, controladora, desconfiada. Hacerme la cabeza era algo normal, cuando tenía tiempo libre lo usaba para pensar y armarme historias en mi cabeza.
 Ý cuando encontraba un mínimo de felicidad, lo agrandaba y lo gritaba, y lo celebraba como si fuera la persona más feliz del mundo. Hoy miro atrás y no, no era feliz, me engañaba muchísimo. Ni siquiera mis sentimientos eran tan magníficos como creía.
Nadie imagina todo lo que viví, los límites que pasé, lo mucho que me lastimé, el nivel de enfermedad que tenía. Sólo unos pocos me acompañaron en un camino de decadencia, del que poco a poco fui saliendo.
Hoy soy otra persona, realmente soy otra. Me encuentro a días de cumplir 25 años con una paz mental que nunca había experimentado. Ya no estoy pendiente de las acciones del otro, ya no pierdo la cabeza ni muero de celos.
Soy lo que siempre quise ser, porque tengo al lado a la persona que siempre quise tener.
Todavía me cuesta asimilar que es real, que todo lo que yo soñaba en una pareja lo encontré.
Siempre esperé demasiado de los demás, siempre idealizaba al otro (y me terminaba creyendo esas películas que armaba sola), siempre fui una inconformista de mierda. Siempre exigía, y siempre empeoraba. Estaba cansada de esos círculos viciosos de peleas en que nadie tiene la culpa, y a la vez todos eran culpables.
Ya no me pasa. No sé lo que es llorar por alguien, ya me olvidé. No puedo entender cómo esa Yanina podía aguantar todas esas cosas, creyendo que eran normales en una pareja.
NO. NO ES NORMAL. Si sufrís un poco, ya no es normal. Si te hace llorar, no está bien. Si esperas una llamada, una visita, un WhatsApp y nunca llega, no es normal que te quedes esperando decepcionada/o. No está bien sentir celos, revisar cosas, inventar cosas, lastimarte físicamente por el otro. Tampoco romper cosas. Menos que menos la violencia, tanto física como verbal. Ni hacer escenas en la calle.
Y lo digo porque lo hice. Y no está bien.
No hay que usar al otro como una droga, de esas que sabés que te hace mal, pero igual necesitas consumirla. Es todo un proceso de aceptación, de abrir los ojos y avanzar. De pedir ayuda si es necesario. Les pasa a muchos, nos pasó a muchos. Basta de creer que "es normal una peleíta cada tanto", y "me cela porque me quiere". Ni hablar de los estúpidos estereotipos que les hacen creer que tenés que ser de X manera para mantener al otro unido. Nunca llegué a ese punto, aunque sí hice cosas peores.
Y bueno, como verán, las cosas pasan, el tiempo pasa y uno aprende. No creo que las personas cambian pero sí aprenden, y yo aprendí muchísimo. Ayuda también a la persona que elegís. Y es por eso que soy de esta manera, porque en una relación es un continuo dar y recibir (sé que lo relacionaron con el sexo, bueno, también).
Con el tiempo uno aprende a elegir, y yo no dejo de sorprenderme de la persona que tengo al lado. Me hace crecer, me enseña cada día, me llena de amor y no le tengo que pedir nada, le sale solo porque es así. Y por eso nos entendemos y nos llevamos bien, porque somos iguales. Y ahí está la clave: no esperar ni pedir nada del otro. Es hermoso cuando las cosas fluyen.
Qué afortunada soy. Y soy feliz, pero de verdad, eh. Es hermosa la tranquilidad cuando realmente sabés lo que querés. Y sobretodo, es hermoso ser feliz cuando te quieren, pero también cuando aceptas lo mucho que vales, y lo mucho que te queres... el orgullo de saber que luchaste y hoy sólo te queda disfrutar.

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