Un día como cualquier otro, cayendo en la desesperanza como siempre, me suena el celular y desde un número desconocido me invitan a una entrevista laboral.
Fui para ver de qué se trataba, sin expectativas. Era en un edificio en la localidad de Ramos Mejía, bien en el centro.
Toqué el timbre y esperé, con mi camisa azul y con el chip activado de "super empleada proactiva y simpática que sabe exactamente qué responder para resultar encantadora y que la contraten". Tardaron pero me dijeron que ingrese y que suba al primer piso, puerta "A". Me entrevistó una mujer y un chico, ambos bastantes inexpertos en llevar las riendas de una entrevista. Ante cada pregunta mía, primero se miraban, lo pensaban y parecía que se ponían de acuerdo telepáticamente para ver quién me iba a responder.
Se sumó un hombre que parecía de un cargo alto, hablando de ponerse la camiseta de la empresa, de la importancia de vender y saber manejar llamados conflictivos. Yo dije que sí a todo pero hace tiempo me había decidido a no aceptar.
Dejé bien en claro que quería un trabajo en blanco, con obra social y que el turno de la noche lo tenía ocupado para la facultad.
Me fui creyendo que no me iban a llamar. Y me olvidé por completo de ese hecho.
Volviendo con mi novio de una sesión de fotos, me suena el celular con un número desconocido pero que se me hacía familiar: LA YUTA MADRE, ES DE ESE LUGAR DEL DEMONIO Y NO ME PREPARÉ PARA DECIR QUE NO.
Me habló la misma mujer que me entrevistó y muy amablemente me dijo que quedé seleccionada. Y no pude decir que no. Dije que sí como una imbécil. Si hubiera dicho que no, hoy no estaría escribiendo esto. Pero bueno, ese lugar era choto y yo también me equivoco y cometo errores.
Nunca me presenté, además de que no me iba a hacer monotributista ni en ese momento ni después del período a prueba... pero así y todo ME VOLVIERON A LLAMAR para ofrecerme un mejor puesto (no iba a vender nada) y el doble de plata (era poco sueldo igual). Dije que sí sin dudarlo y de forma sincera. Empezaba al día siguiente como auditora de las llamadas.
Fui con otra camisa y mis nervios por ser la nueva, y la presión por adaptarme y todo eso que odio.
El ambiente era genial. Podía usar el celular. Y comer ahí mismo. Pero tenía que atender llamados que eran todos RECLAMOS.
Me capacitaron y me di cuenta que era todo bastante clandestino: los operadores no usaban sus nombres verdaderos, usan nombres falsos como por ejemplo "Francisco Leyes", "Laura Ríos", etc. Me explicaron sobre los productos que vendía el call-center: productos "naturales" que en realidad no hacen NADA, "es psicológico de cada persona si creen que les hace afecto" me dijo la chica que me capacitó.
Ya me empecé a sentir incómoda.
Vendían, y lo siguen haciendo, parches adelgazantes, productos sexuales para agrandar la poronga o para durar más, para la próstata, etc.
Llamadas frecuentes: gente que no notaba cambios, gente que consumir esos productos les provocaba alergía y otros, gente estafada, gente que lo envolvieron con el speech de venta y le encajaron $35.000 en productos BASURA.
Me sentí cada vez peor, y atendía mal porque no podía defender algo así, no podía ponerme la camiseta de un lugar tan nefasto que caga a la gente y caga a sus mismos empleados (de todos los trabajadores, sólo 3 aproximadamente están en blanco, los demás están en negro a pesar de tener hijos, familia, ser personas bastante mayores...).
A todo esto, estaba haciendo exclusivamente tareas de atención al cliente alias RECLAMOS JODIDOS y pregunté a ver qué pasaba. Un lunes me explicaron un poco de escuchas, y me puse a hacer un excel organizando todo porque la auditora tenía todo a su modo, y un viernes que ella faltó (justo el día que cerraba la facturación) estaban todos en crisis porque tenían la mitad de sus cosas.
Pasaron unas horas y llaman a la auditora, cuando vuelve me informa que le dijeron los coordinadores que me diga (no existe hablar de frente allá, parece) que no tenía que hacer más auditoría, sólo atención al cliente. Con mi mejor cara de orto, borré todo lo que hice. Esperé que termine mi jornada laboral y me fui para no volver jamás.
Recién hoy me pagaron la liquidación. No quise escribir nada hasta entonces "por las dudas", porque son tan estafadores que si leen algo así, son capaces de negarme la plata por los días que trabajé.
Ahora, muy lejor de allí, no importa cuánto trabajé, si dejé hace una semana o si fue una anécdota de los tantos trabajos por los que pasé, si de todas formas no hay manera de comprobarlo (ESTABA EN NEGRO, HOLAAA).
Sólo espero que les siga yendo mal, les sigan cancelando las compras, que los clientes hagan la denuncia con la tarjeta y que todos se queden sin trabajo: porque si trabajas para un garca que caga gente, un poco garca sos. Y más si justificas esos manejos por un sueldo miserable en un lugar que ni siquiera sos un número: SOS INVISIBLE Y NO EXISTÍS.
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